Cómo reparar cornisas en fachadas

Una de las estructuras que más patologías sufren en un edificio son las cornisas y los aleros. Estos elementos están expuestos a la acción del agua y el viento, y son muy susceptibles de presentar defectos que, eventualmente, causarán desprendimientos de material a la vía pública. Cualquier empresa de rehabilitación de fachadas debe estar especializada en saber cómo reparar cornisas en fachadas, ya que son uno de los elementos más restaurados en este tipo de actuaciones.

Qué es una cornisa

Una cornisa o alero es una superficie horizontal que sobresale a lo largo de la zona superior de una pared o inmediatamente debajo de la línea de los forjados. Lo normal es que sean horizontales o inclinadas. Aparte de tener una función decorativa, sirven para evitar que el agua perjudique a los muros o fachadas, pudiendo establecerse en ellas un sistema de drenaje.

Las cornisas son elementos muy habituales en edificios residenciales y protegidos, sobre todo en aquellos en los que la ornamentación de la fachada es un valor añadido en su construcción. Sin embargo, pueden aparecer solo en su parte más alta, y en estos casos suelen denominarse aleros.

En términos arquitectónicos, hay varios tipos de cornisas:

  • Cornisas de caja.
  • Cornisas esqueléticas o abiertas, donde pueden observarse vigas debajo del voladizo de un techo.
  • Cornisas cerradas, que son las que suelen ir acompañadas de elementos de drenaje.
  • Buhardillas sostenidas por una cornisa.

Cómo reparar cornisas en fachadas

Por qué es necesaria su reparación

Aunque el motivo inicial del uso de estas estructuras era el de impedir que el agua pudiera ocasionar desperfectos en los muros y fachadas, una de las funciones principales de una cornisa es ornamental y decorativa. Al ser elementos que sobresalen de las fachadas, son muy susceptibles de causar daños por desprendimiento, por eso es de vital importancia saber cómo reparar las cornisas en fachadas.

Su deterioro suele iniciarse por una descomposición en su revoque, originando fisuras que permiten la infiltración del agua en su interior. Esto puede ocasionar una corrosión importante en sus armaduras, produciéndose un aumento de volumen debido a su oxidación. A partir de este punto, es cuando los riesgos de desprendimiento son considerables.

La importancia del mantenimiento de una cornisa es fundamental en un edificio. Al ser un elemento exterior, puede producir daños graves en caso de desprendimiento y caída de partes de su revestimiento o estructura. Lamentablemente, en estos casos, no es muy extraño que puedan producirse daños materiales en la vía pública, e incluso daños personales graves a viandantes, si no se mantienen en un buen estado de conservación.

Realizar un buen mantenimiento de las cornisas de las fachadas es fundamental para proteger la salud de nuestros edificios, ya que en estos casos no deberían de presentar problemas en su estructura. Estos elementos suelen estar ubicados en partes de difícil acceso, por lo que es necesario acudir a empresas especializadas en trabajos en altura que dispongan de toda la infraestructura y permisos necesarios para cumplir con la normativa de trabajos verticales. Veamos cómo reparar cornisas en fachadas.

Cómo reparar cornisas de hormigón en fachadas

En el caso de las cornisas de hormigón, que suelen ser las más habituales, lo normal es que las armaduras hayan quedado desprotegidas y se encuentren expuestas debido al desprendimiento del hormigón que las recubría. Esta patología debe solucionarse llamando a empresas especializadas en descuelgues verticales, en caso de no ser accesibles mediante un andamio u otro elemento auxiliar.

Cuando las armaduras quedan al descubierto, lo normal es que se oxiden debido a la humedad y que se produzca la corrosión del acero. Para solucionar todo esto, debe procederse a la limpieza de la zona donde se haya producido el desprendimiento del hormigón, eliminándolo por completo y dejando las armaduras completamente al descubierto. A continuación, se limpia la estructura metálica, eliminando en lo posible las partes oxidadas, aplicándose un pasivador de óxido que paralice el proceso de corrosión y posteriormente se aplica un mortero específico para reconstruir todo el conjunto.

Si en el proceso de rehabilitación, aún no se ha detectado un descubrimiento de las armaduras, pero sí se observan importantes deterioros como grietas y fisuras en la cornisa, lo normal es que se proceda al sellado de estas mediante la aplicación de resinas epoxi o acrílicas. A continuación, conviene impermeabilizarlas para conseguir que la cornisa vuelva a ser estanca.

En aquellos edificios en los que la cornisa forma una parte importante de su ornamentación, la operación puede convertirse en algo más complicada, ya que la reparación debe respetar las condiciones estéticas existentes, y debe realizarse, en la medida de lo posible, con los mismos materiales que se encuentren en la fachada, para respetar el carácter único de la edificación. Además, para la elección de los materiales a emplear en los edificios históricos o protegidos, son de obligatorio cumplimiento las directrices proporcionadas por la CIPHAN (Comisión Institucional para la Protección del Patrimonio Histórico, Artístico y Natural).

En algunos de estos casos, puede ser necesario que los elementos se lleven a un laboratorio para identificar la granulometría exacta de los materiales y poder ejecutar reparación de tal forma que no se rompa la estética del conjunto. Por ello, para saber cómo reparar cornisas en fachadas, lo mejor es acudir a una empresa especializada en este tipo de trabajos, ya que no solo consisten solamente en una reparación, sino que, además, es necesaria una buena restauración para no romper la uniformidad del conjunto del edificio.

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