En las fincas más antiguas, no es raro ver vigas de madera. De hecho, nosotros las vemos con mucha frecuencia y se suelen encontrar en perfecto estado, aunque una vez que se comienzan las obras siempre hay que proceder con la rehabilitación de los forjados de madera.
Esta rehabilitación se hace tomando una serie de medidas, gracias a las cuales este tipo de estructura puede permanecer inalterable por varias décadas.
¿Cuáles son los 5 pasos a la hora de la rehabilitación de forjados de madera?
Muchos propietarios piensan que el que se descubra un forjado de madera en su edificio es un problema, pero lo cierto es que no es así, ya que se pueden rehabilitar. Estos son los 5 pasos principales que se llevan a cabo cuando se rehabilita este tipo de forjados.
Revisamos cómo se encuentra el forjado
Antes de comenzar con la rehabilitación, es necesario hacerse una idea del estado del forjado, puesto que, en ocasiones, la madera está en perfectas condiciones y no hay que llevar a cabo ninguna actuación.
De todas maneras, no es lo más común, así que se puede comenzar viendo el estado de la madera por el falso techo o por cualquier lugar que nos dé acceso a ella (también se pueden hacer catas si no podemos verla de ninguna otra forma).
Aquí, lo ideal es dejar el forjado completo a la vista, en especial en zonas húmedas como los baños, cocinas o por los sitios en los que pasan las bajantes, estando atentos a hongos, humedades e insectos xilófagos que se alimentan de madera.
Hacemos la descarga del forjado
A pesar de que ahora hay todo tipo de materiales para los forjados, lo cierto es que la madera sigue siendo de los mejores por sus prestaciones. Por eso, en algunas ocasiones vemos que el forjado se ha hundido por el peso, lo cual se puede arreglar quitando el peso extra, puesto que casi siempre la madera vuelve a recuperar su forma.
Así, lo que podemos hacer es eliminar todas las cargas posibles, permitiendo que las vigas vuelvan a su estado original, o a uno muy parecido. Entre estas cargas nos encontraremos solados, tabiques e incluso muebles pesados que hay que quitar.
Una vez hecho esto, y habiendo dejado pasar unos días, es posible ver cómo las maderas se recuperan de manera casi milagrosa, por lo que lo normal es que no haya que cambiar ninguna viga.
Lo protegemos de la humedad
No hay nada peor para la madera que la humedad. De hecho, podemos decir que es su enemigo natural y no queremos saber nada de ella en un forjado, puesto que provoca podredumbre.
Una madera podrida pierde sus cualidades mecánicas y, además, esto hace que los insectos xilófagos ataquen, pues solo lo consiguen si la presencia de la humedad es muy alta. De este modo, hay que proteger el forjado de la humedad, especialmente cuando en la rehabilitación le vamos a colocar una capa de hormigón encima, que lleva una cantidad de agua enorme. La forma de proteger la madera es muy sencilla, ya que, para ello se pone un plástico que esté en contacto con esta.
Ponemos los conectores
Los conectores no son más que unos elementos metálicos que se atornillan a la madera. De hecho, son tornillos que se colocan a lo largo del forjado, por encima del plástico y sujetándolo. Su función no es hacer que el plástico no se mueva, sino que la madera y el hormigón actúen como un único material deformándose a la vez y no uno de manera independiente del otro.
Durante muchos años, se ha puesto hormigón encima del forjado de madera sin tener esto en cuenta, lo que solo servía para provocar lo que se denomina como esfuerzo rasante, por lo que cada material se deformaba por su cuenta. Así, lo único que se conseguía es añadir un peso extra a la madera y empeorar el problema del forjado, por lo que la obra no valía de nada.
Ahora, los conectores quedan dentro del hormigón, así que este se encarga de que la madera no se deforme y de que la actuación sí que sirva para algo, pues va a mantener a salvo al forjado.
El último paso es verter el hormigón
Con todo preparado, ya solo queda poner el hormigón, no sin antes instalar un mallazo que ayude a que cuando la mezcla se seque no salgan grietas por retracción. Se suelen aprovechar los conectores para apoyarlo y no hay necesidad de soldarlos, así que la colocación no puede ser más sencilla.
En cuanto al espesor del hormigón, la capa la calculan los arquitectos, aunque suelen ser muy delgadas, con volúmenes que no superan los 10 cm, lo que ayuda a no sobrecargar los forjados.
¿De qué manera se comprueba y se rehabilita un forjado?
Siempre se debe hacer lo necesario con el fin de que el daño sea el menor posible a la hora de verificar el estado de los forjados, de manera que se pueden realizar varias catas con el fin de hacer una inspección visual o poder meter una cámara como la que emplean los fontaneros.
Si la idea es afrontar una rehabilitación integral, lo mejor es dejar el forjado al descubierto, eliminando incluso las viguetas si es necesario y teniendo así una visión global, buscando ataques de insectos, humedad y podredumbre.
La rehabilitación de forjados de madera se hace con una capa fina de hormigón, la cual gracias al uso de conectores actúa de forma solidaria junto a la madera como si fueran uno solo, ayudando a sujetarla y pudiendo así soportar las cargas a las que se ve sometida en un edificio como los actuales.
En Realíder somos expertos en este tipo de obras y otras rehabilitaciones. Por lo tanto, si tiene cualquier duda o consulta, puedes ponerte en contacto con nosotros y te ayudaremos sin ningún compromiso.